¿Qué dijo Jesús para impactar a tantos?

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¿Cuáles fueron sus palabras para que la historia del mundo se dividiera en dos, para que hombres menospreciados y humillados se convirtieran en valientes luchadores por el amor y la reconciliación que Jesús testificó durante su ministerio?

Considerémoslas en:

Marcos 1.14-15
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

Estas palabras que Jesús decía con respecto al cumplimiento del tiempo indicaban que el reino de Dios se había acercado, y que, por tanto, quienes le escuchaban debían arrepentirse de sus pecados y creer en su evangelio.

Esto del acercamiento del reino de Dios era algo muy importante, porque desde la caída de Adán y Eva, Dios prometió un Mesías que libertaría a la humanidad del poder y la condenación del pecado, y a lo largo de la historia, todos los profetas de Dios afirmaron esa promesa, por eso, que Jesús confirmara que el tiempo se había cumplido, representaba que esa promesa se había hecho realidad en Él.

Una realidad que hizo eco en la mente y los corazones de los israelitas que vieron y fueron testigos de la vida de Jesús. Pero…

¿Será que ellas tienen algo que ver con nosotros hoy?

Sí, tienen todo que ver, porque, así como los que escucharon a Jesús fueron instados a responder con fe ante su mensaje, nosotros también lo somos; por eso, necesitamos atender su llamado al arrepentimiento y creer sus enseñanzas.

Pero ¿Qué es el arrepentimiento?

Es un proceso del corazón que implica cambiar el centro de nuestra adoración, llevándonos a un cambio de comportamiento, a un giro de 180 grados en la forma como vivimos.

Es el proceso interno que resulta del Espíritu, mediante el cual, sí robábamos, ya no robamos más; sí mentíamos, o sosteníamos relaciones extramatrimoniales, o nos emborrachábamos, o hablábamos mal de otras personas; ya no lo hacemos, y en cambio vivimos de una manera diferente, motivados por un deseo profundo de agradar a Dios.

Así, la pregunta para nosotros es:

¿Qué tan sensibles somos a nuestro pecado? O ¿Qué tan conscientes somos de lo ofensivo que este le resulta a Dios?

Pues si lo somos, hallaremos necesario arrepentirnos de él, confesarlo, llamarlo como Dios lo llama, y en el poder del Espíritu, ejercer un cambio en nuestra vida que vaya en dirección a la santidad que Dios espera de nosotros.

Ahora, resulta interesante y hasta irónico que este sea el mensaje que ha impactado el mundo entero, porque: ¿será alentador decirles a las personas que están sufriendo, que lo primero que deben hacer es reconocer su pecado y arrepentirse delante de Dios?

Pues no lo parece. De hecho, cuando vemos sufrir a alguien, nuestro primer impulso es ofrecerle palabras de esperanza, y sinceramente, estas no parecen ser las más apropiadas.

Pero desde el punto de vista divino, si lo son, porque lo primero que todos necesitamos para tener vida abundante, es tener vida espiritual. De ahí que, necesitamos ese llamado al arrepentimiento, para que, a partir del perdón de Dios, podamos gozar de la vida eterna y abundante que Él quiere darnos (Jn. 10.10).


Publicado por Ministerio UMCD - Lengua de Señas

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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