Dependiendo cuál destino queremos alcanzar, debemos considerar cómo tomamos esas decisiones en la vida. Si deseamos ser bendecidos, entonces debemos buscar y depender de Dios siempre; pero si no queremos someternos a Dios, entonces tengamos en mente que nuestro fin puede ser ese “camino de muerte”.
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¡Hay que esforzarnos!
La obediencia requiere de esfuerzo porque necesitamos estirar nuestra voluntad hacia la voluntad de Dios, o de recortar o limitar nuestra voluntad al pecado. Si bien nosotros solos no podemos, dependemos del Espíritu Santo para poder vencer a la carne, somos nosotros quienes necesitamos dar ese esfuerzo voluntario de querer permanecer dentro de la voluntad de Dios para no desobedecer. Es una lucha intensa entre mi naturaleza pecaminosa y la voluntad del Señor.
No emita juicio sin fundamento
Tal vez usted se ha encontrado en esos embarazosos momentos también, cuando por equivocación fallamos, y no nos detuvimos sino hasta que nos dimos cuenta del error, pudiendo incluso llegar a causar perjuicio por error.
Bien hecho, ahora, sigue así
El deseo de Dios es que cada uno de nosotros conquistemos batallas diarias en nuestra vida. Cada día enfrentamos retos, dificultades, tentaciones, etc.; y el Señor quiere que cada día lo busquemos, le sigamos, le obedezcamos, y demos nuestra vida en servicio a Su Nombre; y cuando hacemos eso todo el tiempo entonces entramos en la lista de aquellos que sí viven en victoria.
Dios puede darnos “reposo”
En la Biblia se menciona al reposo como el momento o lugar de descanso, pero sobre todo lugar, cuando se trata del pueblo de Dios. El Señor le había ofrecido reposo al pueblo de Israel al momento en que ellos lleguen y se posesionen de la tierra que le había prometido a Abraham, no solo era el lugar donde fluye leche y miel, sino que sería el lugar donde se asentarían y vivirían en prosperidad y paz mientras ellos servían al Señor. Pero para alcanzarlo primero tenían que llegar a ese lugar y de ahí conquistarlo.
La conquista requiere esfuerzo
La vida cristiana es una vida de esfuerzos, pero una vida hermosa, en la cual, si caminamos junto a Dios, vemos cómo Él nos ayuda a esforzarnos, a crecer, a aprender, a alcanzar nuestro potencial. Es una vida hermosa, pues mientras vamos avanzando, vemos Su poder, Su obra, Su misericordia, Su sabiduría, Su soberanía obrando en nuestro favor para ayudarnos.
Una conquista más de la fe
Debemos recordar que Dios nos ofrece muchas promesas en esta vida antes de ir a Su presencia, promesas que son para recibirlas aquí en esta vida, pero que no las conquistaremos sin que nuestra fe nos motive a buscarla. Una fe verdadera solo tiene la recompensa cuando nosotros salimos a «conquistar» lo que se nos ha prometido. ¿Está usted confiando en Dios en acción en base a lo que Él ya se lo ha prometido? Salga, y vaya en pos de ello.
Un premio a la fe
¿Cómo está su fe hoy? ¿Cuánta confianza hay en Dios? ¿Cree usted que Él es capaz de cumplir Sus promesas? ¿Es usted capaz de seguirle a Dios a pesar de lo que enfrenta por delante? En la medida de cómo respondemos a estas interrogantes y seguimos en Dios confiados, sabremos si nuestra fe es bíblica o no, y actuaremos en función de esa confianza.
Fe y obediencia para el engrandecimiento
La fe y la obediencia van plenamente ligados en nuestro caminar con Dios, y no se las puede separar. Josué sabía que el cumplimiento de la promesa de Dios en favor de él como líder y en favor de Su pueblo estaba ligado a esta alianza: fe y obediencia.
Vamos a seguirlo en santidad
Si realmente queremos seguirlo, debemos hacerlo honrando Su santidad y Su Nombre. Es el momento de consagrarnos a Él, de postrarnos en reverencia ante Su presencia, y comprometernos a seguirle en santidad, para que así también podamos ver sus “maravillas entre (nosotros)”.
Él tiene que ir delante
Como Josué mismo dijo, el pueblo nunca había caminado por esa tierra antes (v. 4), y la presencia de Dios iría delante de ellos para guiarles, pero al mismo tiempo, para recordarles que Él iría obrando en la medida en la que ellos caminarían en pos de Él. La primera prueba de ello sería días más adelante cuando los sacerdotes pondrían sus pies en el río y las aguas se abrirían (v. 13-17).
¿Cambio de dirección o continuidad?
¿Cómo enfrenta usted una adversidad inesperada? ¿Considera que ese cambio, que muchas veces puede ser brusco, es un cambio completo a lo que se venía haciendo o considera que es una modificación a lo que ya se venía haciendo y que sigue una misma meta, pero con distinta trayectoria?
Prepárese para los obstáculos
No espere que todo sea sencillo, si bien Dios nos provee de todos los recursos que vayamos a necesitar para levantar nuestra obra de reconstrucción, los enemigos estarán ahí para detenernos. Lo que debemos hacer es tener presente las posibilidades de obstáculos, pero esa decisión de cambiar para bien debe permanecer en nosotros, y debemos trabajar duro hasta lograrlo.
Alentados para hacer Su voluntad
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, un plan que está establecido bajo Su buena voluntad y que tiene el propósito de prosperarnos para que lleguemos a “poseer” lo que Él tiene para cada uno de nosotros. Lo que nos pasa es que muchos dejamos de seguirlo porque nos quedamos a medio camino, o no queremos cruzar el “Jordán” de nuestra comodidad. Y por ello, nos quedamos sin alcanzar las metas que Dios tiene preparado para cada uno.
Motivados por la comprensión
El poder comprender todo lo que representa el ser llamados, el ser establecidos, y el ser impartidos con Su autoridad solamente nos lleva a una acción: “Responder favorablemente con motivación”.