El destino de una nación, de un pueblo o una ciudad, aún de una organización o del vínculo más íntimo como la familia, depende en gran parte del liderazgo de aquel a cargo. Sea un presidente, un gobernador, un alcalde, un gerente, el propietario de un negocio, sobre todo, el rumbo de un hogar, está a cargo de un líder.
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Perdonar a otros
Debemos perdonarnos unos a otros tal como Dios nos perdonó en Cristo. Si tú y yo hemos experimentado ese perdón de Dios, podemos también ofrecer perdón a los demás.
La culpabilidad
Por más negros o por más rojos que sean mis pecados, por más grandes que pueda decir que es un pecado que yo he cometido, o que es el peor de los pecados, el Señor nos llama y nos dice: “vengan estamos a cuenta”, reconozcan que son pecadores, confiesen el pecado y apártense de él y yo les perdonaré – dice el Señor.
El pueblo necesita líderes consagrados
En todas la Escrituras vemos el valor que la consagración del líder tiene en la relación de este con Dios y con Su pueblo. Los éxitos o derrotas del líder marcan los éxitos o derrotas del pueblo también. La manera como el líder se relaciona con Dios va a ser un valor fundamental en la manera como el pueblo se relaciona con Dios también.
Compromiso de colaboración
Nosotros tenemos que ser sinceros y responsables a nuestros compromisos hechos a Dios y a los hombres. El cumplimiento de nuestros compromisos muestra respeto a la persona a quien le damos ese ofrecimiento y mantiene un ambiente de confianza con todos, el fallar es una muestra grave de nuestro carácter.
¿El sueldo del pastor es una carga en la iglesia?
Como aprendemos de Pablo, “digno es el obrero de su salario” (1 Ti. 5:18), considerando que aquel que sirve en el ministerio es merecedor de recibir un salario acorde a la responsabilidad de servir en la iglesia del Señor. Pablo nos recuerda que se debe servir por amor a la iglesia, pero también nos exhorta a dar al siervo de Dios un salario apropiado.
Con olor de “triunfo”
Para Dios cada creyente que ha aceptado a Cristo como su Salvador y que ha puesto en sus hombros la responsabilidad santa de predicar el evangelio llevándolo a cabo con amor y tenacidad es motivo de celebración triunfante. Pablo nos dice que da “gracias a Dios que siempre nos lleva en el desfile victorioso de Cristo y que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable.” (2 Co. 2:14 DHH)
Interacción en el reino
Actualmente cada iglesia local tiene su parte en el reino de Dios. Cada creyente y cada ministro tiene un papel que cumplir en los planes de Dios. Pero todos nosotros somos parte de un plan general, el del Señor. Aunque todos cumplamos funciones específicas dadas por nuestra ubicación y propósito, todos servimos a nuestro Soberano Dios.
¿Existen lenguas angélicas?
La dependencia del Espíritu Santo, el uso de una buena hermenéutica nos ayuda a comprender bien los pasajes para poder comprender lo que Dios en Su Palabra nos ha revelado. Nuestra responsabilidad es conocer la Palabra de Dios y su enseñanza correctamente para poder trasmitirla apropiadamente.
Integración y unidad en la iglesia
Si todos participáramos en la iglesia, la belleza de la unidad e integración cambiaría la vida de la iglesia a una muy activa, dando espacio a un crecimiento en conjunto que cumpliría con la voluntad de Dios.
La ignorancia acerca de los dones
Para llegar a conocer sobre los dones que tenemos debemos saber qué es lo que hace cada uno de ellos, mirar si en nuestra vida ellos se manifiestan o buscar a personas maduras en la iglesia que nos ayuden a identificar esos dones, y ponerlos en obra para reconocerlos y desarrollarlos. No olvidemos que son manifestaciones del Espíritu Santo a través de nosotros para provecho de la iglesia, por eso debemos administrarlos con responsabilidad y no ignorarlos.
Recordando dignamente Su sacrificio
Todo creyente que ha sido bautizado puede participar de esta ordenanza, misma que debe ser recibida dignamente, porque con ella recordamos lo que el Hijo de Dios hizo por nosotros para salvarnos. Digno de juicio y de muerte es todo aquel que lo llega hacer indignamente sin discernir de lo que está participando. (v. 27-31)
Participando apropiadamente
Todos debemos ser buenos atletas para el Señor que corremos “en el estadio” de esta vida frente a un público que mira detenidamente nuestro desempeño apropiado, y de esta forma poder llevar el evangelio a toda persona sin que el pecado nos descalifique.
Un Padre protector y sustentador
Así como Dios nos cuida del mal, también nos provee todo lo que necesitamos, Él conoce nuestras necesidades y quiere que tengamos la confianza de que Él va a suplirlas para que, en vez de enfocar nuestras vidas en cubrirlas por nuestra cuenta, dediquemos tiempo a conocerlo y vivir con gozo en Él (Mt. 6.25-33).
La causa es ganar a uno
En un mundo cada día más cosmopolita, la necesidad que cada creyente mire a las personas que están sin Cristo como un alma sin esperanza, debe llevarnos al deseo de querer adaptarnos, dejando nuestras tradiciones o apreciaciones, para poder compartir el evangelio con aquellos que no conocen a Jesús.