No dejemos que el mundo afecte nuestra fe en Dios, en su palabra y en su plan. En cambio, mantengámonos firmes creyendo que su poder es el único que puede transformar el corazón humano, y convirtámonos en hombres libres de la corrupción, que viven con un sentido eterno y santo.
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Confianza que fortalece
No solo que Dios manifiesta su poder en nosotros, sino que sigue obrando a pesar de todo lo que pasa, con el propósito de dar a conocer de Su inmenso amor a aquellos que sí escucharan el mensaje del evangelio. En esta fragilidad nuestra se evidencia el poder de Dios, y esa es la confianza que nos fortalece para seguir fieles en la predicación del evangelio.
La Luz Verdadera nos iluminó
Dios es quien obra en el hombre a través de la predicación del evangelio y de la obra del Espíritu Santo para dar entendimiento de Su verdad. Así como el mundo estuvo en tinieblas, el hombre que se encuentra perdido está en tinieblas espirituales, y necesita de Dios para que cambie ello.
La “locura” a la que somos llamados
¿Por qué la predicación de la palabra de Dios parece cada vez menos aceptada y más rechazada por el mundo en el que vivimos?
¿Será que como cristianos estamos en lo correcto al permanecer fieles a ella aunque eso implique que tengamos que ir en contra de las corrientes filosóficas y métodos humanísticos que parecen tener más credibilidad y aceptación por el mundo hoy?
Nuestro entendimiento espiritual (I)
El privilegio que nos ha sido dado nos pone en una posición de gran bendición y responsabilidad. Bendición, porque ahora hemos sido salvos gracias a esta verdad del Mesías y Su obra redentora; pero responsabilidad, porque nos debe llevar a vivir dignamente y a compartir con otros esta bendición que nos fue dada.
El “Qué” y “En Quién” del Evangelismo
La próxima vez que quisiéramos evangelizar a una persona, con este “Qué” y dependiendo del “En Quién” podremos hacer nuestra tarea con toda confianza.
Ayudando desde Su trono el cumplimiento
Cristo quiere ayudarnos a cumplir Su voluntad. Es Su deseo que nosotros cumplamos la tarea, y la confianza de que tenemos Su respaldo nos debe alentar a cumplirlo sin demora. Nuestra tarea es seguir Sus instrucciones, dejar en manos de Dios los resultados, y mirar en medio de esto la manera como el Señor se manifiesta.