Nunca desestimemos el valor de la obediencia

La vida de obediencia no solo nos bendice, sino que alcanza a otros con nuestras bendiciones y deja una enseñanza que otros van a querer seguir. Impactemos favorablemente nuestra vida y la de los demás comprometiéndonos a caminar con Dios sin titubear. Recuerde lo que dijo un día W. MacDonald: «La obediencia total trae victoria total»

Éstos confían en “carros”… ¿y tú?

Si usted está enfrentando algún problema que parece más grande de lo que usted pueda enfrentar, recuerde que no importa cuán grande o poderoso sea ese enemigo, a su lado está Dios para ayudarle a enfrentarlo, Dios es todo lo que necesita a su lado (Ro. 8:31).

¿A quién adjudicamos la victoria?

Si bien las victorias en nuestras vidas son ganadas con nuestro esfuerzo y determinación, no debemos olvidar que detrás de nosotros está un Dios que pelea con y por nosotros para darnos esas victorias. Nada se podría lograr sin el favor de Dios.

El día que Dios escuchó a un hombre

¿Está dispuesto Dios a ayudar a todo hombre que necesita de Su favor? ¿Y será que Dios nos va a ayudar en todo lo que queramos en todo momento? Estas preguntas son muy comunes entre las personas cuando enfrentan una necesidad y requieren la ayuda del Señor, pero no siempre le buscan, o sea porque no creen que Dios pueda escucharlos, o en algún momento pidieron Su favor y no tuvieron lo pedido.

Una fe que salva

Lo único que nos pueda otorgar perdón es la gracia y la misericordia de Dios por medio de la fe. La fe nos justifica (Ro. 5:1), nos otorga el perdón (Hch. 26:18), nos da vida eterna librándonos de la condenación (Jn. 3:16-18, 36), y nos permite entrar en la familia de Dios (Jn. 1:12).

Una fe colectiva

Solamente una fe colectiva los llevó a desarrollar una obediencia colectiva. Muchas veces en las iglesias o en cierto grupo de personas que están sirviendo a Dios no se observa esa fe en conjunto, una fe que pudiera hacer mucho en favor del servicio al Señor. Tal vez seamos nosotros mismos quienes no favorecemos a esa fe contagiosa entre los demás.

Somete tu voluntad al “Príncipe”

Aunque la batalla parezca perdida o el método poco tradicional, lo que el Señor nos diga nos guiará a la victoria, pues Suya es la batalla y Suyos la sabiduría y el poder. ¡Sometamos nuestra voluntad al “Príncipe”!

Cuarenta años de cuidado

Dios no solo los sostuvo con la ropa (Dt. 29:5), ni solo les ayudó en las batallas, no tan solo fue su guía de día y de noche, sino que Él les mantuvo con agua y alimento por todo el tiempo que estuvieron deambulando por el desierto; los israelitas vieron la mano de Dios por cuarenta años sin cesar, ¡qué gran cuidado!

Reencontrémonos con nuestra identidad

El que yo lleve una cruz en una cadena no me hace realmente un cristiano de comportamiento, solo hace ver a las personas que creo o conozco de la obra de Jesús en la cruz, por dar un ejemplo. Pero cuando yo miro a esa misma cruz en mi cuello, y entiendo lo que realmente esto significa para mi vida eterna, entonces eso sí afecta mi conducta ante Dios y los demás.

Hasta el más osado enmudece

Si Dios le está llamando a seguirle en algo que solo Él se especializa en hacer, entonces de seguro que muchos miraran pasmados lo que Él hará, pero debemos creerle para obedecerle. Permita que todos a su alrededor glorifiquen en Nombre de Dios.

Levanta un “hito” espiritual

En nuestra vida espiritual todos vamos a encontrarnos con momentos significativos en nuestro caminar con Dios: El día que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, el día de nuestra consagración, algún milagro hecho en nuestro favor o de alguien más, alguna batalla espiritual ganada, alguna promesa de Dios cumplida en nuestras vidas, etc.

Fe y obediencia para el engrandecimiento

La fe y la obediencia van plenamente ligados en nuestro caminar con Dios, y no se las puede separar. Josué sabía que el cumplimiento de la promesa de Dios en favor de él como líder y en favor de Su pueblo estaba ligado a esta alianza: fe y obediencia.

Su “gracia” es todo lo que necesitamos

Cuando enfrentemos problemas, pidamos a Él que nos ayude a comprender el porqué de lo que sucede (2 Co. 12:8-9; Comp. Stg. 1:3-5), y entendiendo el propósito, aceptaremos con mayor agrado la respuesta que nos dé ante nuestra petición. En esa confianza, basado en la “gracia” de Dios, hallaremos lo que necesitaremos muchas veces para enfrentar las dificultades.

Destruyendo con poder falsos argumentos

Todo creyente prudente debe alimentarse diariamente de la Palabra de Dios para discernir entre la verdad y la mentira. Puede llegar a estudiarlo todo, pero debe aprender a “retened lo bueno” (1 T. 5:21), solo la verdad pura, llevando cautivo esos pensamientos errados a que se sometan a Dios. El Señor nos ha dado las “armas”, es ahora nuestra responsabilidad utilizarlas para solo retener la verdad.

Mirando y reflejando… Su gloria

¿Usted está reflejando la gloria de Dios al mundo? ¿Seguimos diariamente siendo “transformados de gloria en gloria” para ser más como Cristo?