¿Hay alegría por la justicia?

Comprometámonos a actuar justamente siempre, no importa en donde estemos desarrollando nuestras actividades, seamos motivo de alegría y fuente de bendición para otros. Oremos por aquellos que obran bien en algún cargo público y demos gracias a Dios por ellos; y pidamos, para que aquellos que obren mal cambien su comportamiento o dejen su cargo para alguien piadoso que pueda bendecir a todos por sus buenas acciones.

El peligro de una persona falsa

Cuando usted se encuentre ante una persona que actúa de una manera frente a alguien, y cuando está lejos de ella actúa diferente, entonces puede saber que está ante una persona falsa. Y más, cuando habla mal de esa persona, entonces es cuando usted debe tener cuidado, porque el “hipócrita” puede hacer lo mismo con usted.

La esclavitud del pecado sexual

El poder que tiene el pecado sexual se basa en que afecta todo nuestro ser. El cuerpo halla una satisfacción temporal pecaminosa muy fuerte (He. 11:25), ya que el sexo fue una actividad dada por Dios para que lo aproveche el hombre dentro del matrimonio. Pero cuando el sexo se da fuera de la relación matrimonial es pecado, pero las reacciones químicas que se generan en el momento del acto sexual son muy intensas, y por tanto pueden esclavizar a la persona.

¿Cuán saludable es compartir con aquellos en pecado?

El testimonio de la iglesia debe ser tal que impacte favorablemente a una comunidad. Los integrantes de ella tienen que manifestar un cambio producido por un evangelio transformador. Pero muchos siguen viviendo una vida de pecado, y dan mucho que decir ante una sociedad que los observa con detenimiento.

¡Cuidado con el orgullo!

Hoy en día, algunos hermanos de algunas iglesias podrían menospreciar a los otros creyentes por tener ciertas características que otros no tienen: Tamaño de congregación, ciertos ministerios u posibilidades de recursos, algunos maestros y predicadores, etc. La vanidad dentro de los creyentes aún se puede ver en nuestros días, y entre mayores esas diferencias, mayores las posibilidades de envanecerse.

Actuando con responsabilidad (Parte “II”)

Las grandes dificultades que muchos tenemos es el de alejarnos completamente de aquello que nos acerca al pecado. Las relaciones personales, sean estas en la familia, las amistades o en el trabajo; las actividades que desarrollamos que nos acercan a las tentaciones y que de alguna manera nos llevan a desobedecer a Dios de hecho o pensamientos; todas estas cosas nos hacen daño, pero nos cuesta dejar atrás para seguir al Señor.

Actuando con responsabilidad (Parte “I”)

Cuando Jesucristo se refiere a “uno de estos pequeñitos que creen en mí”, está hablando de nuevos creyentes, personas que recién están conociendo de Él, y que pueden ser provocados a pecar por el mal comportamiento de creyentes maduros o que ya tienen tiempo de haber nacido de nuevo, y que por su mala conducta hacen que pequen esos “pequeñitos”.