La Palabra de Dios es una “lámpara” que ilumina nuestro caminar (Sal. 119:105) y nos permite ver las sendas por las que debemos ir, nos advierte de la “vereda de los impíos” y del “camino de los malos” que van siempre solo en pos del mal (v. 14-17), y nos recuerda que ese camino de “oscuridad” solo trae tropiezo (v. 19).
Archivo de etiqueta: Oscuridad
Confianza que fortalece
No solo que Dios manifiesta su poder en nosotros, sino que sigue obrando a pesar de todo lo que pasa, con el propósito de dar a conocer de Su inmenso amor a aquellos que sí escucharan el mensaje del evangelio. En esta fragilidad nuestra se evidencia el poder de Dios, y esa es la confianza que nos fortalece para seguir fieles en la predicación del evangelio.
La Luz Verdadera nos iluminó
Dios es quien obra en el hombre a través de la predicación del evangelio y de la obra del Espíritu Santo para dar entendimiento de Su verdad. Así como el mundo estuvo en tinieblas, el hombre que se encuentra perdido está en tinieblas espirituales, y necesita de Dios para que cambie ello.
La motivación es el amor
Cuando miramos hacia el sacrificio de la cruz, podemos encontrarnos con esta misma premisa. Dios, en su inmenso amor con que nos amaba, motivado por Su profundo deseo de rescatarnos, tuvo que realizar un acto que demandaba una acción incomparablemente grande, tenía que dar “a su Hijo unigénito” (v. 16).
Algunas características del mal
Lo único que puede restaurar nuestra maldad es una relación con Dios. Todo nace con reconocer nuestro pecado y arrepentirnos, llegar a ser salvos por fe para ser regenerados a una naturaleza espiritual (Ef. 2:1-5); y después de ser salvos y recibir el don del Espíritu Santo, lo que nos ayuda a cambiar nuestra maldad en piedad es esa relación constante con Dios, dependiendo del poder de Su Espíritu para hacerlo (2 Co. 3:18).