La prosperidad de la generosidad

Dios usa a la persona generosa como canal de bendición para las demás personas, y cuando es necesario, Él le dará más para que siga dando al necesitado o ayudando en la obra del Señor (v. 24b, 25b; 2 Co. 9:8-12; Fil. 4:19).

Dar es más que sólo suplir necesidades

No solo para quienes dan, sino para quienes reciben; cuando miramos bíblicamente todo lo que dar representa, nos damos cuenta que no solo es dar dinero a alguien, es algo muy sagrado, un servicio que Dios nos permite hacer o del que somos receptores.

Dios nos da para dar

Dios nos da para que demos, esta es la mejor parte de la enseñanza. Si nosotros somos conscientes de esta realidad, nos daremos cuenta que el Señor constantemente nos ha provisto a nosotros para que, administrando sabiamente los recursos recibidos de Él , los usemos con prudencia y diligencia.

Generosa, voluntariosa y alegre ofrenda

La ofrenda siempre es una buena manera de ayudar, y debemos dar gracias a Dios, quien nos permite ser de bendición usándonos como instrumentos de Su obra y carácter en favor de los demás; esto nos motivará a recordar que nuestro dar u ofrendar es para nosotros de gran bendición.

¿En quién confiaremos al dar?

El servir a Dios es una gran bendición que tiene también una gran responsabilidad. Cuando se trata de diezmos y ofrendas, las iglesias no debemos escatimar esfuerzos y medidas que vayan a prevenir cualquier inconveniente que pueda provocar daños muy grandes dentro de las congregaciones. Aunque todos los que sirven al Señor deben ser creyentes responsables, debemos recordar que todos seguimos expuestos al pecado, y por esto, debemos establecer pautas que eviten al máximo cualquier duda o inconveniencia.

Dar con voluntad y disponibilidad

Cuando damos una ofrenda debemos dar con amor, como ya se vio en la lección anterior; al mismo tiempo se debe dar en fe, confiando en Dios para proveer, pero esta fe debe ser basado en lo que Dios nos guíe a hacer. Una fe bíblica siempre se basa en la guía de Dios, no en una esperanza basada en un simple anhelo nuestro. En otras palabras, debemos estar seguro de que lo que vayamos hacer es lo que Dios nos está pidiendo que hagamos, y no está basado en simple presunciones (Mt. 7:24-29). Es ahí donde nuestra relación íntima con Dios es vital para ayudarnos a comprender lo que Él espera de nosotros.

Creciendo en la “gracia” de dar

La madurez espiritual es el deseo de Dios para cada creyente, y por eso debe ser nuestra meta constante y creciente. Cada uno de nosotros tenemos diferentes áreas que deben ser fortalecidas, y en algunas áreas tenemos mucho más trabajo que hacer comparado con otras. La falta de crecimiento en el área del dar y de la generosidad es una muy común dentro de la iglesia de Cristo.

¿Desperdicio o adoración?

La verdadera entrega no tendrá límites, pero el egoísmo y falta de sentido de adoración sincero limitará los esfuerzos dignos hacia e Señor. La obra de María quedó registrada como genuina y valiosa, mientras que la percepción de Judas y los discípulos como mezquina e injusta.