No menosprecie la corrección a su hijo

Existe una gran diferencia entre ser un hijo y un padre, cuando se trata de dar corrección o disciplina a los hijos. Cuando uno es hijo, el deseo es que los padres nunca nos disciplinen con rigor, puesto no nos gusta sufrir el castigo que nos vayan a dar. Pero cuando uno es padre, es entonces cuando el dolor también viene, pero esta vez, porque nos imaginamos cuanto van a sufrir nuestros hijos porque debemos disciplinarlos. ¡Pero la verdad es que es necesario!

¿Quieres conseguir algo más valioso que el oro?

No hay riqueza que se compare con la “sabiduría”, pues ella brinda más que riquezas, trae una vida provechosa en todo sentido; razón nos dice que es “bienaventurado el hombre” que la “halla”.

¿Cómo conseguir provecho de la disciplina?

Generalmente la corrección viene acompañada de dolor o pérdida de algún sentido, lo que puede generar desánimo o sufrimiento, cuando la pérdida es irreparable o el dolor como consecuencia del pecado es prolongado. Debemos recordar que esta instrucción a la larga beneficia a la persona porque le motiva a vivir en santidad y a apartarse del mal (He. 12:10-11).

El urgente proceso del perdón

Muchos piensan que el perdón es un sentimiento que debe nacer en la persona ofendida, cuando no es así. En la ofensa los sentimientos que nacen con el hecho son el dolor, el odio, el rencor, la venganza, etc. Así que un deseo bueno nunca vendrá después de la ofensa. Es por ello por lo que la Biblia nos enseña que el perdón es un acto que debe venir de la voluntad propia de la persona ofendida de no tomar acciones negativas y restituir la relación a pesar de la ofensa. Pablo nos menciona en estos versículos que es un deber de obediencia.

La dicha del testimonio ajeno

Así como el padre, quien con esfuerzo educa y ayuda a un hijo a ser hombre de bien, y cuando este ha crecido manifiesta una vida provechosa y de buen comportamiento, y en esa vida se gloría; o del hijo que ve a su padre ser reconocido por alguna labor de su progenitor; así el creyente puede regocijarse en el buen testimonio de la persona que haya sido su discípulo o su discipulador.

¿Cuán saludable es compartir con aquellos en pecado?

El testimonio de la iglesia debe ser tal que impacte favorablemente a una comunidad. Los integrantes de ella tienen que manifestar un cambio producido por un evangelio transformador. Pero muchos siguen viviendo una vida de pecado, y dan mucho que decir ante una sociedad que los observa con detenimiento.

Viviendo en una sociedad “sensual”

Debemos como iglesia tratar los temas con firmeza y amor. Pablo nos recuerda que, si hay pecado inmoral dentro de la iglesia se debe tratar pronto y no permitir que esta inmoralidad entre como “levadura” en el Cuerpo de Cristo, antes se debe eliminar si es necesario estos problemas que dañan mucho la concepción de la santidad. Y Pablo nos hablará de ello en los siguientes versículos.

¿Es necesario la exhortación y la disciplina?

Siempre se debe tener el amor y la mansedumbre en todo momento, pero cuando es necesario, se debe ejercer la “vara de la corrección” para santificar a la iglesia. La oración y la exhortación bíblica tiene el propósito de depender de Dios para hacer una corrección de provecho.

Es tiempo de nuestra dedicación

En un mundo caído, donde nuestro ego y el mundo nos dicen que debemos hacerlo todo para nosotros mismos, el encuentro con nuestra carne nos llevará a negar nuestra entrega a Dios. Pero cuando hacemos un reconocimiento de la mano buena del Señor en nuestro favor, es cuando nuestro agradecimiento debe terminar en nuestra dedicación entera de todo lo que soy a Él.

En el crecimiento está el fortalecimiento

En nuestra vida espiritual, el avivamiento puede traer un gran movimiento que nos lleve a buscar a Dios, pero si no trabajamos en nuestro crecimiento espiritual, esas emociones temporales de la búsqueda de Dios se ven cortas cuando el creyente no busca crecer espiritualmente.

Fortaleciéndonos en la disciplina

¿Qué medidas podría tomar de forma firme para mantenerme alejado de actividades o personas que pueden alejarme de Dios y arrastrarme nuevamente a una vida destructiva? ¿Con qué firmeza aprendemos a mantener hábitos o disciplinas que nos ayuden a estar firmes en el Señor?