¿Qué poder hay detrás de un ídolo?

La idolatría es uno de los pecados más nombrados en la Biblia, sobre todo en el A.T. Desde el Decálogo vemos que era uno de los pecados mencionados en las tablas que Dios dio a Moisés (Éx. 20:4). Y el Señor lo menciona constantemente para recordarnos que nuestra adoración debe ser dada solamente a Él.

Atónitos ante Su obra

En el pasaje de Mateo vemos que “mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel” (Mt 15:30-31). Razón tenía la gente de estar atónitos (otra traducción de maravillarse) ante el poder de Señor.

Con fe sencilla y determinación

La fe de la mujer sirofenicia nos da un aliento de esperanza para todos nosotros que, sin ser judíos, ahora podemos alcanzar la misericordia de Dios por medio de la fe en Jesús. La hija de esta desesperada madre quedó inmediatamente restaurada, desde el mismo momento que el Señor lo mencionó (Mr. 7:30).

Relatos de “emancipación”

El mandato de la gran comisión (Mt. 28:18-20) es ir por todo el mundo a contar sobre nuestro relato de emancipación en Cristo, para que otros puedan también ser liberados. Esto es lo que cumplió también en gadareno (Mr. 5:20), otro gran ejemplo a seguir.

Síntomas de un endurecido corazón

La distinta reacción del hombre ante la obra de Dios manifiesta su estado espiritual. Las personas que miraron todo lo acontecido, y que conocían al endemoniado, que era una persona literalmente incontrolable (Mr. 5:2-5), en vez de reaccionar con aprecio y fe ante su transformación (Mr. 5:15), tuvieron pánico y rechazaron al Señor y Su obra.

El tormento de los demonios

El destino final de satanás y los demonios es el infierno (Mt. 25:41), y ahí pagarán con tormento eterno su pecado. Ellos no gobernarán ese lugar, al contrario, ellos no tendrán control sobre nada, pero si pagaran el castigo su pecado.