Solo vamos a tener la paz “de Dios” cuando tengamos “con Dios”, cuando nosotros ya no seamos enemigos de Dios sino seamos hijos de Dios, solo ahí tendremos la paz con Dios. Cuando tenemos esa paz con Dios vamos a poder poner nuestras preocupaciones a los pies de Cristo, y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento nos va a dejar en completa tranquilidad, en completa paz y descanso, porque dejamos en él nuestras preocupaciones.
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Cuarenta años de cuidado
Dios no solo los sostuvo con la ropa (Dt. 29:5), ni solo les ayudó en las batallas, no tan solo fue su guía de día y de noche, sino que Él les mantuvo con agua y alimento por todo el tiempo que estuvieron deambulando por el desierto; los israelitas vieron la mano de Dios por cuarenta años sin cesar, ¡qué gran cuidado!
¿El sueldo del pastor es una carga en la iglesia?
Como aprendemos de Pablo, “digno es el obrero de su salario” (1 Ti. 5:18), considerando que aquel que sirve en el ministerio es merecedor de recibir un salario acorde a la responsabilidad de servir en la iglesia del Señor. Pablo nos recuerda que se debe servir por amor a la iglesia, pero también nos exhorta a dar al siervo de Dios un salario apropiado.
La iglesia, causa de sufrimiento emocional
Sobre todo, los pastores, pero también cada uno de los creyentes, debemos realizarnos una sincera evaluación de nuestro amor y preocupación por la iglesia en donde nos encontramos. No por la parte física de ella, sino por el cuerpo de hermanos creyentes que, al ser un solo cuerpo, nos deberíamos doler cuando algo pasa entre nosotros (1 Co. 12:20-27). Un corazón sincero manifestará su real amor cuando éste realmente sufre en medio de dificultades en la congregación.
Interacción en el reino
Actualmente cada iglesia local tiene su parte en el reino de Dios. Cada creyente y cada ministro tiene un papel que cumplir en los planes de Dios. Pero todos nosotros somos parte de un plan general, el del Señor. Aunque todos cumplamos funciones específicas dadas por nuestra ubicación y propósito, todos servimos a nuestro Soberano Dios.
Velando por Sus siervos
Cada creyente debemos estar agradecidos por aquellos pastores y misioneros que han servido al Señor, y por medio de quienes Dios nos ha bendecido con sus vidas, cuidados y enseñanzas. A la verdad, todos nosotros somos el resultado de amor y esfuerzo de algún siervo de Dios que ha dado de su tiempo y amor para que nosotros podamos conocer a Dios y a Su Palabra, y crecer en Él.
Cuídese de los engaños
El engaño, una de las más antiguas tretas del enemigo. Desde el Edén, satanás a usado esta estrategia para destruir la obra de Dios (Gn. 3:1-6). El fin de ello es “hurtar, matar y destruir” (Jn. 10-10). Y en el caso de la obra que el Señor estaba haciendo en Jerusalén, esta arma sería usada para buscar lograr detenerlo todo.
La verdadera valía del servicio
No solo los discípulos, sino todos nosotros, vivimos en una sociedad donde la relevancia de una posición o estatus representa cierto privilegio. Entre más alto llega una persona, más valor aparente tiene. Pero no es así en el reino. Dios mira la humildad y la entrega en el servicio como más valioso.
Restauración paulatina
Algo que podríamos decir respecto a la obra de Dios en la vida de cada persona es que Él actúa de manera individual. No todos los alcohólicos son librados de la misma manera de esa adicción; no todos los que aceptan a Cristo llegan a creer inmediatamente al mensaje de salvación en la primera vez que lo escuchan; no todos los creyentes llegan a madurar en la fe de la misma manera; no todas las personas curadas de cáncer pasan por el mismo proceso de sanación; todo es un proceso individual, pero sí, todo es obra de Dios