Con la ayuda de Dios, y tal como lo han hecho todos aquellos que han servido al Señor, debemos comprometernos primero a vivir esa vida de obediencia para después enseñarla. Si nosotros no sabemos lo que ello significa, menos vamos a poder enseñar lo que es.
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¿A quién quiero seguir? – Parte II
Josué, para ayudar al pueblo, puso una piedra como recordatorio de ese compromiso, quería que no se olviden de lo que habían dicho (v. 25-27). Nosotros también debemos tener algo o alguien quien nos recuerde el compromiso que hemos hecho ante el Señor.
¿A quién quiero seguir? – Parte I
Por qué no hacer una pauta en nuestra rutina, mirar a nuestra vida pasada, recordar el día que recibimos a Cristo cuando aún estábamos lejos de Dios, y analicemos si realmente estamos siguiendo a Dios o no, y hagamos una decisión sobre ese análisis, y ojalá podemos concluir como lo hizo Josué: “yo y mi casa serviremos a Jehová.”
¡Hay que esforzarnos!
La obediencia requiere de esfuerzo porque necesitamos estirar nuestra voluntad hacia la voluntad de Dios, o de recortar o limitar nuestra voluntad al pecado. Si bien nosotros solos no podemos, dependemos del Espíritu Santo para poder vencer a la carne, somos nosotros quienes necesitamos dar ese esfuerzo voluntario de querer permanecer dentro de la voluntad de Dios para no desobedecer. Es una lucha intensa entre mi naturaleza pecaminosa y la voluntad del Señor.
No emita juicio sin fundamento
Tal vez usted se ha encontrado en esos embarazosos momentos también, cuando por equivocación fallamos, y no nos detuvimos sino hasta que nos dimos cuenta del error, pudiendo incluso llegar a causar perjuicio por error.
Bien hecho, ahora, sigue así
El deseo de Dios es que cada uno de nosotros conquistemos batallas diarias en nuestra vida. Cada día enfrentamos retos, dificultades, tentaciones, etc.; y el Señor quiere que cada día lo busquemos, le sigamos, le obedezcamos, y demos nuestra vida en servicio a Su Nombre; y cuando hacemos eso todo el tiempo entonces entramos en la lista de aquellos que sí viven en victoria.
Dios puede darnos “reposo”
En la Biblia se menciona al reposo como el momento o lugar de descanso, pero sobre todo lugar, cuando se trata del pueblo de Dios. El Señor le había ofrecido reposo al pueblo de Israel al momento en que ellos lleguen y se posesionen de la tierra que le había prometido a Abraham, no solo era el lugar donde fluye leche y miel, sino que sería el lugar donde se asentarían y vivirían en prosperidad y paz mientras ellos servían al Señor. Pero para alcanzarlo primero tenían que llegar a ese lugar y de ahí conquistarlo.
¿Cómo debo tratar el error involuntario?
¿Cómo debemos responder ante esos momentos? ¿Cuál debería ser nuestra reacción si nosotros somos quienes recibimos la ofensa? La Biblia nos enseña que debemos tener misericordia y gracia.
La conquista requiere esfuerzo
La vida cristiana es una vida de esfuerzos, pero una vida hermosa, en la cual, si caminamos junto a Dios, vemos cómo Él nos ayuda a esforzarnos, a crecer, a aprender, a alcanzar nuestro potencial. Es una vida hermosa, pues mientras vamos avanzando, vemos Su poder, Su obra, Su misericordia, Su sabiduría, Su soberanía obrando en nuestro favor para ayudarnos.
Una conquista más de la fe
Debemos recordar que Dios nos ofrece muchas promesas en esta vida antes de ir a Su presencia, promesas que son para recibirlas aquí en esta vida, pero que no las conquistaremos sin que nuestra fe nos motive a buscarla. Una fe verdadera solo tiene la recompensa cuando nosotros salimos a «conquistar» lo que se nos ha prometido. ¿Está usted confiando en Dios en acción en base a lo que Él ya se lo ha prometido? Salga, y vaya en pos de ello.
Un premio a la fe
¿Cómo está su fe hoy? ¿Cuánta confianza hay en Dios? ¿Cree usted que Él es capaz de cumplir Sus promesas? ¿Es usted capaz de seguirle a Dios a pesar de lo que enfrenta por delante? En la medida de cómo respondemos a estas interrogantes y seguimos en Dios confiados, sabremos si nuestra fe es bíblica o no, y actuaremos en función de esa confianza.
Aún hay espacio que conquistar
Si usted y yo queremos crecer hasta nuestro máximo potencial, necesitamos trabajar en identificar qué áreas están en nuestra vida sin ser conquistadas, o posiblemente Dios nos esté brindando oportunidades para expandirnos. Si somos sabios y diligentes, veremos que siempre hay que seguir trabajando, y si ponemos manos a la obra, llegaremos a expandir “nuestro territorio” con la ayuda de Dios.
No descanse hasta conquistarlo todo
Muchos creyentes no hemos puesto mucho empeño en nuestra propia conquista espiritual. Muchos nos hemos quedado solamente con llegar a ser salvos, otros, con solo crecer en ciertas áreas, pero eso no es el deseo de Dios, Él nos ha dado herramientas espirituales, y Él está a nuestro lado para que cada uno podamos alcanzar nuestra plena conquista de una vida piadosa para el Señor.
Nunca desestimemos el valor de la obediencia
La vida de obediencia no solo nos bendice, sino que alcanza a otros con nuestras bendiciones y deja una enseñanza que otros van a querer seguir. Impactemos favorablemente nuestra vida y la de los demás comprometiéndonos a caminar con Dios sin titubear. Recuerde lo que dijo un día W. MacDonald: «La obediencia total trae victoria total»
Éstos confían en “carros”… ¿y tú?
Si usted está enfrentando algún problema que parece más grande de lo que usted pueda enfrentar, recuerde que no importa cuán grande o poderoso sea ese enemigo, a su lado está Dios para ayudarle a enfrentarlo, Dios es todo lo que necesita a su lado (Ro. 8:31).