Una de las ligaduras más poderosas y destructivas para el creyente son las relaciones con personas no creyentes. Este ha sido un problema muy serio desde los inicios, y aún en el Nuevo Testamento se habla de ello (2 Co. 6:14 – 7:1).
Archivo de etiqueta: Avivamiento
Es tiempo de nuestra dedicación
En un mundo caído, donde nuestro ego y el mundo nos dicen que debemos hacerlo todo para nosotros mismos, el encuentro con nuestra carne nos llevará a negar nuestra entrega a Dios. Pero cuando hacemos un reconocimiento de la mano buena del Señor en nuestro favor, es cuando nuestro agradecimiento debe terminar en nuestra dedicación entera de todo lo que soy a Él.
En el crecimiento está el fortalecimiento
En nuestra vida espiritual, el avivamiento puede traer un gran movimiento que nos lleve a buscar a Dios, pero si no trabajamos en nuestro crecimiento espiritual, esas emociones temporales de la búsqueda de Dios se ven cortas cuando el creyente no busca crecer espiritualmente.
Es hora de hacer compromiso
Cuando reconocemos sinceramente nuestro error, y cuando nos arrepentimos de corazón, es cuando nuestro compromiso al Señor va a darse como un profundo deseo de cambio completo. En ese instante un compromiso debe hacerse para no fallarle. Este acto es una manifestación real de arrepentimiento.
Una retrospección saludable
Para poder seguir adelante en nuestra vida espiritual, siempre es bueno mirar en retrospectiva para mirar todo lo que ha pasado con nosotros. Este análisis espiritual nos ayuda a recordar sanamente todo lo sucedido con una mente analítica, de esta forma podremos mirar las causas de nuestros errores, los daños que nuestras desobediencias produjeron, pero también nos ayudará a mirar a Dios, quien ha venido obrando con misericordia, fidelidad y paciencia en nuestra vida.
Los frutos del convencimiento
Para quienes hemos pasado por procesos de pecados prolongados, el arrepentimiento solo viene cuando Dios nos convence de pecado por obra de Su Espíritu y Su Palabra (Jn. 16:8; 2 Ti. 3:16). Pero el gozo lo hallamos cuando recordamos que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Jn 1:9)
Intencionalmente en Su Palabra
¿Cuál es nuestra actitud cuando nosotros vamos a la Palabra de Dios? ¿Leemos simplemente con el propósito de cumplir un requisito, o ponemos mucha atención a lo que leemos para que la Biblia nos transforme? ¿Se produce adoración antes y después de la lectura de las Escrituras, o solo cerramos las páginas y seguimos nuestra cotidiana vida?