Influencia positiva

Con la ayuda de Dios, y tal como lo han hecho todos aquellos que han servido al Señor, debemos comprometernos primero a vivir esa vida de obediencia para después enseñarla. Si nosotros no sabemos lo que ello significa, menos vamos a poder enseñar lo que es.

¿A quién quiero seguir? – Parte II

Josué, para ayudar al pueblo, puso una piedra como recordatorio de ese compromiso, quería que no se olviden de lo que habían dicho (v. 25-27). Nosotros también debemos tener algo o alguien quien nos recuerde el compromiso que hemos hecho ante el Señor.

¿A quién quiero seguir? – Parte I

Por qué no hacer una pauta en nuestra rutina, mirar a nuestra vida pasada, recordar el día que recibimos a Cristo cuando aún estábamos lejos de Dios, y analicemos si realmente estamos siguiendo a Dios o no, y hagamos una decisión sobre ese análisis, y ojalá podemos concluir como lo hizo Josué: “yo y mi casa serviremos a Jehová.”

Cuarenta años de cuidado

Dios no solo los sostuvo con la ropa (Dt. 29:5), ni solo les ayudó en las batallas, no tan solo fue su guía de día y de noche, sino que Él les mantuvo con agua y alimento por todo el tiempo que estuvieron deambulando por el desierto; los israelitas vieron la mano de Dios por cuarenta años sin cesar, ¡qué gran cuidado!

¿Para qué debe usar la autoridad el pastor?

El mal uso de la autoridad se observa en muchas esferas de la vida: Política, gubernamental, laboral, familiar, etc., aún en las iglesias. El aprovechamiento de esa posición que brinda ciertos privilegios sobre otros, y que le otorga cierto “dominio” sobre alguna área o grupo de personas, hace que aquellos en autoridad tomen ventajas de sus prerrogativas para uso propio o para menoscabo de otros.

Las privaciones del ministerio

El ministerio es una de las labores más bellas porque va acompañada de grandes bendiciones y victorias junto al Señor. El ver a vidas transformadas por el poder de Dios, y observar como crecen y llevan fruto, alienta cada día a quien sirve en el ministerio, a más del honor de ser usados por Él para cumplir con Su voluntad.

Impulsado por Su amor

La entrega de amor de Cristo no solamente nos debe llevar a la salvación por medio de la fe en Su obra de redención, sino que nos da un ejemplo y razón para vivir para cumplir la voluntad de Dios de forma entregada.

Dignos de reconocimiento

En cada congregación nos encontramos con creyentes fieles a la obra, aquellos que, sin ser pastores o ministros reconocidos en la iglesia, dan de sus vidas en el servicio a los demás. Su esfuerzo y dedicación es entregado en relación al Señor y a la iglesia. Ellos deben ser igualmente reconocidos, apreciados y respetados.

Velando por Sus siervos

Cada creyente debemos estar agradecidos por aquellos pastores y misioneros que han servido al Señor, y por medio de quienes Dios nos ha bendecido con sus vidas, cuidados y enseñanzas. A la verdad, todos nosotros somos el resultado de amor y esfuerzo de algún siervo de Dios que ha dado de su tiempo y amor para que nosotros podamos conocer a Dios y a Su Palabra, y crecer en Él.

Es tiempo de nuestra dedicación

En un mundo caído, donde nuestro ego y el mundo nos dicen que debemos hacerlo todo para nosotros mismos, el encuentro con nuestra carne nos llevará a negar nuestra entrega a Dios. Pero cuando hacemos un reconocimiento de la mano buena del Señor en nuestro favor, es cuando nuestro agradecimiento debe terminar en nuestra dedicación entera de todo lo que soy a Él.

Abrumados por Su determinación

En uno de los pasajes de Lucas, leemos que el Señor Jesucristo “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (Lc: 9-51), dándonos más detalles de la evidente convicción que tenía de ir a Jerusalén para cumplir con la tarea que Su Padre le había encomendado.

Oremos para celebrar

En este pasaje vemos la relevancia que tenía Jesús con su tiempo junto a Dios Padre por medio de la oración. Muchos hubiéramos publicado grandes anuncios en redes sociales, o tal vez, impreso eso en el boletín del servicio dominical, o de alguna otra forma celebrarlo. Pero Jesús, mostrándonos una característica única, despide a todos y se va al monte a orar.

Relatos de “emancipación”

El mandato de la gran comisión (Mt. 28:18-20) es ir por todo el mundo a contar sobre nuestro relato de emancipación en Cristo, para que otros puedan también ser liberados. Esto es lo que cumplió también en gadareno (Mr. 5:20), otro gran ejemplo a seguir.