Presencia condicionada, resultado maravilloso

¿Somos usted y yo entes promotores de la armonía en la iglesia, o somos parte de aquellos que solo provocan división, rencor y odio? ¿Qué podríamos hacer para generar o brindar gozo, perfección, consuelo, armonía y paz en nuestra iglesia?

Analizando mi salvación y viviendo acorde

La persona salva puede sinceramente ver evidencias de su salvación cuando en un auto examen apropiado, y con la ayuda del Señor, mirar si ha habido cambios desde el día que recibió a Cristo. Entre esos efectos están la diferenciación de los pecados, el sentimiento de culpa cuando peca, el deseo de leer mas de la Biblia, el deseo de agradarle a él, entre muchas. No son pruebas irrefutables, pero si buenas evidencias de ese cambio.

¿Hasta cuándo la falta de arrepentimiento?

La falta de arrepentimiento hace que paguemos un alto costo por no alejarnos definitivamente del pecado, y este es un costo que nadie debería pagarlo en realidad. Alejémonos ya de una vez del pecado, pidamos perdón a Dios confesando nuestro pecado, pues Él está presto a perdonarnos (1 Jn. 1:9).

¿El sueldo del pastor es una carga en la iglesia?

Como aprendemos de Pablo, “digno es el obrero de su salario” (1 Ti. 5:18), considerando que aquel que sirve en el ministerio es merecedor de recibir un salario acorde a la responsabilidad de servir en la iglesia del Señor. Pablo nos recuerda que se debe servir por amor a la iglesia, pero también nos exhorta a dar al siervo de Dios un salario apropiado.

Su “gracia” es todo lo que necesitamos

Cuando enfrentemos problemas, pidamos a Él que nos ayude a comprender el porqué de lo que sucede (2 Co. 12:8-9; Comp. Stg. 1:3-5), y entendiendo el propósito, aceptaremos con mayor agrado la respuesta que nos dé ante nuestra petición. En esa confianza, basado en la “gracia” de Dios, hallaremos lo que necesitaremos muchas veces para enfrentar las dificultades.

¿Hay un tercer cielo?

Por ahora siguen muchas interrogantes que posiblemente serán respondidas cuando lleguemos a Su presencia, pero hasta el momento la esperanza que todos tenemos de llegar a ese lugar tan especial está dado por el Señor, y Él nos está preparando un lugar especial allí, a todos los que creemos en Él (Jn.14:1-6).

La iglesia, causa de sufrimiento emocional

Sobre todo, los pastores, pero también cada uno de los creyentes, debemos realizarnos una sincera evaluación de nuestro amor y preocupación por la iglesia en donde nos encontramos. No por la parte física de ella, sino por el cuerpo de hermanos creyentes que, al ser un solo cuerpo, nos deberíamos doler cuando algo pasa entre nosotros (1 Co. 12:20-27). Un corazón sincero manifestará su real amor cuando éste realmente sufre en medio de dificultades en la congregación.

El peligro de los falsos ministros

Debemos velar celosamente porque la verdad de Dios se mantenga siempre presente en nuestras iglesias. Debemos además pedir a Dios discernimiento para poder reconocer las falsas enseñanzas y rechazarlas inmediatamente de nuestras vidas e iglesias. Pidamos a Dios para que nos ayude a mantener un fervor reverente por el conocimiento puro de la verdad expresadas solamente en Su Palabra. Y oremos incansablemente para que nuestras iglesias estén siempre llenas de las verdades bíblicas predicadas desde nuestros púlpitos.

¿Ante quién y/o por qué me alabo?

Lo único por lo que podríamos gloriarnos o alardear es por el hecho de ser salvos y de ser usados por Él, y eso, no porque lo hemos logrado, sino porque en Su misericordia y gracia, Él obra en todo en nuestro favor. A Él la gloria, y gloria a Dios por que en Su amor nos permite estar “en el Señor”.

¿Para qué debe usar la autoridad el pastor?

El mal uso de la autoridad se observa en muchas esferas de la vida: Política, gubernamental, laboral, familiar, etc., aún en las iglesias. El aprovechamiento de esa posición que brinda ciertos privilegios sobre otros, y que le otorga cierto “dominio” sobre alguna área o grupo de personas, hace que aquellos en autoridad tomen ventajas de sus prerrogativas para uso propio o para menoscabo de otros.

Destruyendo con poder falsos argumentos

Todo creyente prudente debe alimentarse diariamente de la Palabra de Dios para discernir entre la verdad y la mentira. Puede llegar a estudiarlo todo, pero debe aprender a “retened lo bueno” (1 T. 5:21), solo la verdad pura, llevando cautivo esos pensamientos errados a que se sometan a Dios. El Señor nos ha dado las “armas”, es ahora nuestra responsabilidad utilizarlas para solo retener la verdad.

Dar es más que sólo suplir necesidades

No solo para quienes dan, sino para quienes reciben; cuando miramos bíblicamente todo lo que dar representa, nos damos cuenta que no solo es dar dinero a alguien, es algo muy sagrado, un servicio que Dios nos permite hacer o del que somos receptores.

Dios nos da para dar

Dios nos da para que demos, esta es la mejor parte de la enseñanza. Si nosotros somos conscientes de esta realidad, nos daremos cuenta que el Señor constantemente nos ha provisto a nosotros para que, administrando sabiamente los recursos recibidos de Él , los usemos con prudencia y diligencia.

Generosa, voluntariosa y alegre ofrenda

La ofrenda siempre es una buena manera de ayudar, y debemos dar gracias a Dios, quien nos permite ser de bendición usándonos como instrumentos de Su obra y carácter en favor de los demás; esto nos motivará a recordar que nuestro dar u ofrendar es para nosotros de gran bendición.

¿En quién confiaremos al dar?

El servir a Dios es una gran bendición que tiene también una gran responsabilidad. Cuando se trata de diezmos y ofrendas, las iglesias no debemos escatimar esfuerzos y medidas que vayan a prevenir cualquier inconveniente que pueda provocar daños muy grandes dentro de las congregaciones. Aunque todos los que sirven al Señor deben ser creyentes responsables, debemos recordar que todos seguimos expuestos al pecado, y por esto, debemos establecer pautas que eviten al máximo cualquier duda o inconveniencia.