El destino final de satanás y los demonios es el infierno (Mt. 25:41), y ahí pagarán con tormento eterno su pecado. Ellos no gobernarán ese lugar, al contrario, ellos no tendrán control sobre nada, pero si pagaran el castigo su pecado.
Archivo del autor: Ministerio UMCD - Lengua de Señas
¿Él tiene cuidado de mí?
En la vida nos podemos encontrar con “tormentas” tan intensas que parecería que nuestra alma se está “anegando” en la desesperanza. No importa cuánto sepamos de Dios, si ese conocimiento no es ejercitado, no podrá tranquilizar nuestro ser. La pregunta del Señor podría traducirse así también: “¿Todavía no confían en mí?” (TLA)
Capacidad creciente
Si deseamos entender más de la Palabra de Dios, necesitamos comprometernos a ser enseñados y a obedecer (“permanecer” Jn. 8:31-32), sólo así seremos discípulos del Señor aptos para buenas obras, capacitados por Su Palabra (2 Ti. 3:16-17).
Siendo parte activa del reino
Todos los creyentes somos llamados a participar de esta obra, siendo instrumentos de Dios. Por tanto, todos tenemos el privilegio de ser parte de lo que Dios ha venido haciendo al incluirnos, pero también de lo que seguirá haciendo al invitarnos a participar de Su obra.
Demanda trabajo y tiempo
Nuestra obra en el Señor nunca es en vano, pero si demanda esfuerzo firme y constante (1 Co. 15:58). Sigamos fieles y confiemos en Dios, porque Él sigue trabajando, y un día veremos los frutos.
La responsabilidad al ser enseñados
Como alumnos del Señor, nosotros seremos sabios en la medida en la que aplicamos las enseñanzas en nuestras vidas. Salomón dijo que sabio es aquél que escucha y usa apropiadamente lo que aprende, pero necio es aquel que escucha y no hace uso de lo aprendido (Pr. 10:8).
¿Cómo puedo ser fructífero?
Depende de nuestra vida y de dónde se encuentra nuestro corazón para permitir que la Palabra de Dios produzca fruto. Si nuestro corazón está duro como el camino, sin suficiente terreno fértil como las piedras, o con muchos “espinos”, nunca dará el fruto adecuado. Debemos prepararnos y enfocarnos a dejar que la Biblia nos transforme y produzca los cambios (frutos) que necesitamos.
Sordo por voluntad propia
Entre toda la multitud que seguía a Jesús, no todos realmente llegaron a ser transformados en seguidores.
Dando valor a las relaciones
Muchos hemos puesto demasiado énfasis en nuestra familia terrenal cuando se trata de seguir a Dios y de hacer Su voluntad. Ellos se han convertido en un obstáculo para cumplir con nuestra obediencia. Y Jesús nos recuerda que tenemos que discernir apropiadamente cuando se trata de tomar decisiones.
Blasfemia, el imperdonable pecado
El juicio eterno (v. 29) es el enfrentamiento del hombre ante el Justo Juez, Quién traerá a todo hombre a ser evaluado por sus pecados, y solo serán librados de la condenación aquellos que aceptaron el testimonio del Espíritu Santo acerca de Cristo, haciendo que sus nombres sean inscritos en el libro de la vida del Cordero (Ap. 20:11-15).
En la división hay destrucción
La misma Biblia nos exhorta a la unidad, la reconciliación el trabajo conjunto, etc. Dios mismo, es un Dios que tiene una relación perfectamente unida entre las Tres Personas de la Trinidad.
La hermosura de la “locura”
La familia de Jesús, y los escribas que vinieron a ver a Jesucristo no llegaban a ver la manifestación poderosa de Dios en el ministerio del Señor porque estaban muertos espiritualmente, y, por tanto, ciegos a la realidad del Verbo de Dios.
Motivados por la comprensión
El poder comprender todo lo que representa el ser llamados, el ser establecidos, y el ser impartidos con Su autoridad solamente nos lleva a una acción: “Responder favorablemente con motivación”.
Demanda un esfuerzo
¿Qué tanto hacemos para seguir a Dios? ¿Bajo qué estándar medimos nuestra adoración al Señor, bajo el nuestro, o bajo la voluntad de Él?
El mal del endurecimiento de corazón
La dureza del corazón es la acción o el estado de resistir y rechazar la Palabra de Dios y Su voluntad. Este rechazo puede incluir al mensaje como el mensajero lo que entrega.