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Serie: Cápsulas de Esperanza
Es mi anhelo que puedas leer esto hasta el final para que podamos tratar la culpabilidad en nuestras vidas, vamos a ver un pequeño proceso de cómo poder resolver este conflicto en mi vida. Quizás tengo cosas o pecados que he hecho en el pasado y yo mismo no puedo perdonarme, pero vamos a ver quién sí puede perdonarme y cómo puedo vivir tranquila, vivir en paz, mirando hacia adelante, y ya no hacia el pasado que me culpa tanto y que me hace sentir tan mal.
En la Biblia leemos en el Salmo 51:3-5
“Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.”
Tal vez he hecho cosas que me han lastimado a mí misma, he permitido y he tomado malas decisiones en las que he sido lastimada, he llorado mucho, pero también he lastimado a otras personas, me siento culpable por esto, pero sobre todo debo reconocer que he pecado contra Dios.
Luego de esto seguimos con el proceso en Proverbios 28:13
“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
Ya que he reconocido mi pecado, ahora debo dejarlo ver o ponerlo delante de Dios, debo confesarlo, decirle: “Señor perdóname por estos pecados que he hecho”, posiblemente los he intentado tapar o los he intentado meter bajo el tapete y que nadie se dé cuenta, puede que los demás se hayan olvidado de eso, pero muy dentro de mí la culpabilidad me persigue; entonces tengo que confesar mi pecado delante de Dios, pedirle perdón porque contra Él he pecado.
Una vez confesado el pecado, debo apartarme de él para hallar misericordia delante de Dios. El Señor en Isaías 1:18 nos dice:
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”
Por más negros o por más rojos que sean mis pecados, por más grandes que pueda decir que es un pecado que yo he cometido, o que es el peor de los pecados, el Señor nos llama y nos dice: “vengan estamos a cuenta”, reconozcan que son pecadores, confiesen el pecado y apártense de él y yo les perdonaré – dice el Señor.
Él nos va a perdonar de todos nuestros pecados, ya basta de sentir culpabilidad porque no puedo dejar ese pecado y esa culpabilidad delante de Dios. Él nos va a perdonar y hallaremos misericordia y perdón. Una vez perdonado, nuestro corazón va a ser limpio nuestra vida va a ser limpia de todos nuestros pecados, ya sean los pecados que he cometido hoy, los pecados pasados o los pecados futuros. En Isaías 43:18-19 nos dice que el Señor no se va a acordar más de estos pecados:
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré caminos en el desierto, y ríos en la soledad.”
El Señor ya no se va a acordar de estos pecados, entonces nosotros tampoco debemos recordar o mirar al pasado, y dejar todo eso en manos de Dios, ahora he cumplido con este proceso de reconocer mi pecado, luego confesar mi pecado, y apartarme de él; después debo acercarme al Señor y ya no acordarme más del pecado porque el Señor ya no se acuerda de mi pecado pasado. Él ya lo dejó muy lejos, lo votó al fondo del mar. Ahora nosotros vamos a vivir para glorificar a Dios y dejando siempre nuestras preocupaciones y nuestra culpabilidad en sus manos. ¡Sin volver a ver al pasado!