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Serie: Cápsulas de Esperanza
Hoy vamos a hablar brevemente acerca del enojo porque es un tema que a muchos nos toca y que todavía no podemos controlar. Es importante que sepamos que nos dice la Biblia acerca del enojo para que podamos ver a las personas como Dios quiere que las veamos y para que podamos ser de bendición para ellos.
Debemos reconocer que el enojo nos impide ver a las personas como Dios quiere que las veamos. Dios nos creó para amarnos y para que nosotros reflejamos ese amor hacia otros. Cuando estamos enojados somos impedidos de amar a la persona que nos está haciendo enojar y en muchas ocasiones somos impedidos de amar a Dios porque le echamos la culpa por el enojo que estamos sintiendo.
La Biblia nos habla del enojo en el capítulo 4 de Efesios, del versículo 26 en adelante, y nos dice:
Efesios 4:26-27, 29-31
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo… Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.”
Hasta acá se nos dan múltiples órdenes en las que nos hace ver que sí podemos enojarnos, pero no debemos pecar en ese enojo. Cuando estamos enojados somos llevados a decir, a hacer, y pensar cosas que no son agradables a Dios, y eso es lo que debemos controlar cuando estemos enojados.
Cuando dejamos que el enojo nos lleve a ofender a otros y ofender a Dios estamos dando lugar al diablo, como dicen los versículos que acabamos de leer, entonces la enseñanza central es: ¿puedo enojarme? Sí, pero debo cuidar lo que voy a decir y hacer cuando estoy enojado; debo recordar estos versículos que me dicen que puedo enojarme, pero no debo pecar, no debo ofender a Dios ni a la persona que me está haciendo enojar.