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Proverbios 1:5-7
“Oirá el sabio, y aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá consejo,
Para entender proverbio y declaración,
Palabras de sabios, y sus dichos profundos.
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”
“Todo el que quiera ser sabio debe empezar por obedecer a Dios. Pero la gente ignorante no quiere ser corregida ni llegar a ser sabia” (TLA). Leyendo esta otra traducción del versículo 7 de este pasaje llegamos a entender mejor lo que el autor de Proverbios quiere decirnos al darnos su máxima más importante: Hay un principio supremo para llegar a ser sabios, y es teniendo “temor de Jehová”.
Para comprender lo que Salomón nos quiso decir con esta expresión debemos comprender lo que el “temor de Jehová” significa, y con ello podremos concluir de mejor manera lo que nos está afirmando.
La palabra “temor” expresa la idea de reconocimiento y reverencia. Es tener un concepto o actitud de respeto y honra ante alguien superior, quien, por su superioridad, puede actuar sobre uno con autoridad. Cuando se trata de Dios, es reconocer que Él es el ser Supremo, soberano y dueño de todo, que a más de ello es Juez y tiene derecho para actuar sobre todos nosotros con justicia de acuerdo con nuestros actos.
Con este concepto en claro, podemos comprender por deducción porqué el “temor de Jehová” es el principio o el inicio a una vida sabia por parte nuestra. Como reconocemos Su soberanía, nuestro comportamiento se ve directamente afectado por nuestra comprensión de Su autoridad. Si recordamos que Dios está mirando todo, y que con mi vida debo honrarle, obedecerle y amarle, entonces todo lo que haga se alineará solamente a lo que a Él le agrada, llevándome a vivir una vida sabia como resultado de mi “temor”.
¿Pero por qué eso es sabio?
La obediencia a Dios es una actitud que siempre me llevará a vivir alejado del pecado, a actuar siempre en función de lo bueno y provechoso para mi vida y la de los demás. Bajo este concepto, sabré que todo lo que haga no traerá malas consecuencias por una falla mía, mas bien traerá prosperidad. Todo ese comportamiento entrará dentro de lo prudente y apropiado, y eso es vivir una vida que sobresale del mundo y que se resalta dentro lo mejor.
Entonces, sabia es la persona que actúa bajo entendimiento de todos estos principios, y que, haciendo uso adecuado de ese conocimiento, decide por la mejor opción para beneficio propio y honra de Dios. Es decir, si uno tiene presente a Dios en todo acto, aunque no comprenda mucho de todo, el decidir actuar temiendo a Dios ya le hizo alguien sabio.
Pero, por otro lado, el necio o insensato, por actuar influenciado por su necedad, no quiere ser instruido ni corregido, despreciando la “enseñanza”, lo que hace que su vida no sea buena, expresando con ello que desprecia la “sabiduría”. Lo “sabios” de este mundo, lo que se creen ser sabios , pero no lo son (Ro. 1:22), caen en la necedad cuando desconocen a Dios y dejan que sus propios razonamientos los lleve a vivir una vida de desobediencia y falta de “temor” de Dios (Ro. 1:18-32).
Entonces, vemos cómo el temor a Dios nos conduce a la sabiduría, pero la necedad o insensatez nos aleja completamente de ella. ¿Cuál de las dos opciones escogerá usted?
