Analizando mi salvación y viviendo acorde

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2 Corintios 13:5-10

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? Mas espero que conoceréis que nosotros no estamos reprobados. Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo bueno, aunque nosotros seamos como reprobados. Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. Por lo cual nos gozamos de que seamos nosotros débiles, y que vosotros estéis fuertes; y aun oramos por vuestra perfección. Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción.”

  1. En el versículo 5 Pablo hace un llamado a un autoanálisis del creyente para que ellos mismos puedan identificar si son salvos o no (“Examinaos… si estáis en la fe”), no porque la salvación se pueda perder, pues es una gracia inmerecida recibida por fe (Ef. 2:8-9); sino para que ellos vivan de acuerdo con su condición de nacidos de nuevo (2 Co. 5:17; Ef. 5:1-12).
  2. Una manera de conocer que eran salvos era que miren en ellos mismos las evidencias en sus vidas de que “Jesucristo” se manifestaba en las cosas que ahora hacían, comparado con la vida que llevaban antes del día de su salvación (v. 5). Si fracasaban en esa prueba, entonces estaban “reprobados”, es decir, no eran salvos, pues habían fallado al autoexamen.
  3. Si los hermanos en Corinto podían ver evidencias de la salvación en sus propias vidas, entonces ellos podrían reconocer que el ministerio y la autoridad de Pablo no era un fracaso, sino que tenía la autoridad de Dios (v. 6).
  4. Pablo pedía a Dios constantemente para que los corintios estén viviendo una vida conforme a la salvación, no para que ello traiga garantía de su apostolado, sino porque era bueno para los creyentes en la iglesia, para que ellos hagan “lo bueno”, aunque el mismo Pablo siga siendo acusado falsamente de ser un “falso maestro”. (v. 7)
  5. Pablo no estaba oponiéndose a la verdad de Dios y de Su obra, como sí lo estaban haciendo los falsos apóstoles; sino antes, con este autoexamen del creyente se demostraba que las enseñanzas y el apostolado de Pablo eran verdaderos. (v. 8)
  6. En sí, el apóstol no buscaba ser reconocido para gloria propia, sino por el bien de los hermanos, y si su nombre seguía siendo manchado, pero eso favorecía en el fortalecimiento de la fe de los corintios, entonces a Pablo esas acusaciones no le afectaban. Pablo deseaba profundamente la madurez de los creyentes (v. 9)
  7. Por eso escribía esta carta para que él no tenga que tratar todos esto temas presencialmente y de forma severa; pero si era necesario, utilizaría su autoridad en Cristo para “edificación” de los hermanos, “y no para destrucción”. (v. 10; 2 Co. 10:8)

El día de la salvación marca un antes un después eterno en la vida de un creyente (2 Co. 5:17). El momento que esa persona recibe por fe el regalo inmerecido del perdón de pecados y la vida eterna al depositar su fe en Cristo como su único y suficiente Salvador, ese creyente entra a experimentar una vida espiritual real como resultado de la obra purificadora y regenerativa del Espíritu Santo (Tit. 3:5).

Este cambio espiritual radical (Ef. 2:1-5) le da al creyente la posibilidad de experimentar una transformación paulatina, y muchas veces constantes, hacia la madurez espiritual, es decir, a vivir más como Jesucristo.

Pero, aunque ese cambio se da ciertamente en la vida de cada persona que sí nace de nuevo (Jn. 3:3-8), no todos llegan a experimentar la madurez, ni menos a vivir una vida victoriosa alejada del pecado. Esa falta de crecimiento, como la Biblia lo enseña, lleva al creyente nacido de nuevo a vivir una vida con muchas falencias en su carácter y en su discernimiento espiritual. Y es por ello que Pablo les hace un llamado a que se auto examinen, y comprueben a sí mismos de si eran salvos para que miren si habían crecido en fe o no, o en lo peor de los casos, talvez darse cuenta que no habían creído aún en Cristo, y por lo tanto, todavía no eran salvos y necesitaban de Cristo.

La persona salva puede sinceramente ver evidencias de su salvación cuando en un auto examen apropiado, y con la ayuda del Señor, mirar si ha habido cambios desde el día que recibió a Cristo. Entre esos efectos están la diferenciación de los pecados, el sentimiento de culpa cuando peca, el deseo de leer mas de la Biblia, el deseo de agradarle a él, entre muchas. No son pruebas irrefutables, pero si buenas evidencias de ese cambio.

Pero si no ha visto ningún cambio en su vida, entonces sí necesita arrepentirse, pedir perdón, y poner su esperanza en Cristo como Señor y Salvador. Recordemos que solo Dios es el único que sabe si nosotros somos salvos, y necesitamos de Su ayuda para poder reconocer nuestra verdadera condición (1 Jn. 3:19-21).

Publicado por Ministerio UMCD - Lengua de Señas

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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