1 Corintios 15:22-28
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.”
- Continuando con la resurrección, la Biblia nos enseña que todos resucitaran al final de los tiempos. Tanto creyentes como no creyentes recibirán un cuerpo para pasar la eternidad en el destino al cual cada uno debe ir: vida eterna o condenación. (Comp. Dn. 12:2; Jn. 5:28-29).
- Pero los creyentes en Cristo resucitarán antes del Milenio para estar con Él en Su reino (v. 23, 24; Comp. Ap. 20:4-6), y durante ese tiempo establecerá la paz. Pero al final del período Satanás levantará una revuelta con algunos hombres y tratará nuevamente derrotar al Señor, pero no podrá, y en ese momento todos sus enemigos se pondrán bajo Su autoridad (v. 25; Fil. 2:9-11; Ap. 20:7-10).
- Al final de todo esto la muerte física se manifestará por última vez en aquellos que se sublevaron junto a Satanás, y después ya no habrá más poder en ella (v. 26). Todos los hombres que no fueron salvos serán juzgados y condenados para una eternidad, lo que se conoce como “la muerte segunda” o la separación eterna y consciente de los que nunca se sujetaron a Dios para pagar eternamente el castigo por sus pecados (Ap. 20:11-15).
- Todo al final del Milenio estará bajo los pies de Cristo, pues así Dios lo dispuso; y Cristo entregará todo a Dios para que el Trino Dios reine en armonía absoluta (v. 27, 28), y los creyentes pasarán la eternidad junto a Él.
Si la muerte será finalmente sujeta a Cristo, y Satanás y los no creyentes finalmente reconocerán la autoridad del Señor, aunque ellos sin arrepentimiento, y serán condenados. ¿Por qué al creyente le cuesta mucho someterse al Señor?
El pecado sigue afectando al creyente, y esa es una batalla que diariamente tenemos mientras vivamos en la carne. Pero hasta cuando nuestro cuerpo haya sido transformado nuestro pecado desaparecerá. Hasta ese día debemos luchar en la carne con la ayuda de Dios por medio de Su Palabra y del Espíritu Santo para someternos a Él.
Si Cristo un día pondrá a todos sus enemigos bajos sus pies, incluyendo a la muerte (v. 25, 26), entonces nosotros debemos recordar que ni la muerte ni los enemigos del Señor tienen ahora autoridad sobre el creyente, y en agradecimiento debemos someternos en agrado a Aquel a quien todos deben sujeción.
Ya no hay muerte ni condenación para los que estamos en Cristo (Ro, 8:1), y vivir en obediencia debe ser nuestra manifestación de gratitud y adoración a Quien destruyó al enemigo de toda creación, la muerte. La resurrección es la manifestación del poder de Dios de que todo está sujeto a Su voluntad, aún la vida o la muerte.
