Ayudando desde Su trono el cumplimiento



Marcos 16:15-20

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.”

  1. El Señor les estaba dejado la tarea de predicar el evangelio, y ellos tenían que cumplirlo.
  2. Les dijo que uno de los testimonios de una persona creyente sería el bautizo, pero que la salvación no era por ser bautizado, sino por creer en Él: “… mas el que no creyere, será condenado.” (Mr. 16:16; Comp. Ef. 2:8, 9; Gá. 2:16)
  3. Entre otras muestras de testimonio serían obras milagrosas, que brindaban autoridad a los no creyentes a creer en el Dios que los discípulos predicarían. (Mr. 16:17, 18)
  4. Cuando les hubo dado todas esas últimas instrucciones, subió al cielo, a sentarse en Su trono hasta que venga por segunda vez. (Mr. 16:19, Hch. 1:8-11; He. 9:28)
  5. Los discípulos, obedientes, salen a cumplir la tarea, y el Señor desde el trono los miraba y los prosperaba.

Si queremos ser realmente bendecidos, lo único que debemos hacer es ser obedientes. En toda la Escritura vemos el papel fundamental que tiene la obediencia en la prosperidad del creyente. (Dt. 28:1-14; Jos. 1:5-9; Pr. 3:5-10; Mt. 7:24-27). En el asunto del cumplimiento de la Gran Comisión no puede ser la excepción.

Jesús estaba por marcharse, estaba por ascender al cielo hasta venir por segunda vez; pero antes de marcharse les deja esta tarea, y les recuerda que Él estaría con los discípulos obedientes “todos los días, hasta el fin del mundo…” (Mt. 28:20).

Los discípulos entendieron la autoridad de Jesús, comprendieron que era algo que no tenía debate ni demora, tenían que hacerlo, pues el Señor subía al trono, y desde allí los estaría mirando. Estos valientes y obedientes hombres salieron, y el Señor los prosperaba, bendiciéndolos con el cumplimiento de todo lo que les había dicho.

Cristo quiere ayudarnos a cumplir Su voluntad. Es Su deseo que nosotros cumplamos la tarea, y la confianza de que tenemos Su respaldo nos debe alentar a cumplirlo sin demora. Nuestra tarea es seguir Sus instrucciones, dejar en manos de Dios los resultados, y mirar en medio de esto la manera como el Señor se manifiesta.

Si bien, las señales que se mencionan en este pasaje fueron testimonio para dar autoridad a la iglesia inicial con los discípulos, Dios sigue obrando en muchas otras formas poderosas para que podamos cumplir Su plan de evangelización.

Recordemos, Él está sentado en el trono mirando nuestra obediencia, y cuando decidimos cumplir, Él nos bendice con Su poderosa obra. ¿Quiere ver a Dios obrar con maravillas y señales poderosas? Salga, predique el evangelio, y verá como Él le ayuda “confirmando [Su] palabra”.



Publicado por Ministerio UMCD - Lengua de Señas

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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