Isaías 9:6
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
- En ésta pasaje Isaías profetizó el nacimiento de Cristo 700 años antes de que ocurriera, dando detalles muy especiales de Él, presentándolo inicialmente como un niño que viviría y sufriría como nosotros, pero se mantendría santo para poder ser el cordero perfecto que sería sacrificado por nuestra justicia.
- El principado sobre su hombro hace referencia a la autoridad y poder que le serían conferidos por Dios para reinar sobre todo dominio y potestad (Mt. 28.18), hoy es una realidad a nivel espiritual, y con su segunda venida también lo será acá en la tierra.
- Isaías también nos da cinco nombres que identificarán a Cristo, y que nos dan una idea muy clara de su carácter y obra. El primero de ellos es Admirable, un nombre que ya conocíamos de Él (Jue. 13.18), pero que lo describe como alguien excepcional y muy distinguido, ¿y es que cómo no admirarlo, sí fue capaz de dar su vida en obediencia al Padre y por amor a nosotros?
- Su segundo nombre sería Consejero, porque estaría lleno de la sabiduría divina, de la verdad, sería el verbo hecho carne y la imagen de Dios.
- Dios fuerte y Padre eterno, porque sería Dios mismo, hijo de Dios, parte de la Trinidad, soberano y divino, con el poder de Dios, capaz de despojar a los principados y autoridades y de exhibirlos públicamente triunfando sobre ellos en la cruz (Col. 2.15), y derrotando a la muerte por medio de su resurrección (2 Tim. 1.10).
- Príncipe de paz, cuyo reino será uno de justicia, en el que la guerra y la rebelión no existirá, paz que no solo es una promesa sino también una realidad para quienes hayan creído en Él, porque la paz del corazón solo es realidad a partir de nuestra paz con Dios, que se obtiene solo cuando hemos sido reconciliados con Él a partir del sacrificio de este niño hecho Hombre.
Por todo esto es que recordamos en esta época el nacimiento de Jesús, porque su encarnación fue el cumplimiento de su promesa de estar con nosotros (Is. 7.14).
¿Cuál es el verdadero significado de este tiempo de navidad?, es la conmemoración del mejor regalo que la humanidad ha recibido de parte de Dios: ¡Su Hijo!
En Él se encarnó la esperanza, la gracia y el amor, conocimos por medio suyo a Dios, escuchamos las buenas noticias de Su misericordia, somos consolados y liberados de la esclavitud del pecado para vivir una vida abundante en el Espíritu, que le alabe y honre en todo tiempo, y hallamos su descanso, junto con la promesa de resurrección y de ser revestidos con un vestido incorruptible y glorioso.
Este es el verdadero sentido de nuestra celebración, y debe ser el motivo de gozo diario que todo hijo de Dios debe vivir, porque nuestro espíritu no está muerto, sino que gozamos de una vida eterna que trasciende nuestra naturaleza pecaminosa y nos hace estar más cerca del autor de todo, del alfa y el omega, del principio y el fin.
