Marcos 3:31-35
“Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”
- Inicialmente Jesús era seguido por muchos, pero no por su familia.
- La pregunta de “¿quién es mi madre y hermanos?” no era generada por desconocimiento, sino que era la introducción a una enseñanza.
- El valor que podemos dar a nuestra familia física debe ser establecida en función del reino de Dios.
- Cuando recibimos a Jesús como Salvador entramos a ser parte de una familia espiritual más valiosa, la familia de Dios (Juan 1:12, 13), la misma que nos ubica en un vínculo muy íntimo también.
