Marcos 3:20-30
“Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan. Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí. Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.”
- Ni Su familia ni los escribas reconocían la obra de Dios.
- El pecado de la blasfemia del Espíritu Santo es negar, vituperar, injuriar o rechazar el testimonio del Espíritu, y Su obra en la vida de Cristo; esto conlleva juicio eterno.
- Cuando rechazo el testimonio del Espíritu Santo estoy rechazando el testimonio que da acerca de Dios y Su obra en favor del hombre. (Jn. 16:8-11)
- La salvación solamente es por fe aceptando el testimonio del Espíritu sobre Cristo.
